Rafa Benítez. Entrenador de fútbol
"Para triunfar hace falta algo más que talento"
El primer entrenador español en la cuna del fútbol, Inglaterra, busca equipo. Fue jugador hasta que una lesión de rodilla le llevó a la retirada y a su auténtica pasión: el banquillo. Ascendió a Primera al Extremadura y Tenerife e hizo bicampeón de Liga y campeón de la Copa de la UEFA al Valencia. Eso fue antes de ganar la Champions con el Liverpool en aquella histórica final en Estambul de 2005. Su trayecto ha sido de ida y vuelta. Se marchó a Milán para mantener el espíritu competitivo que instaló el indomable José Mourinho en el Inter, pero volvió a los pocos meses a Liverpool, donde ya ha echado raíces desde que cambió la historia del club de Anfield con aquella Champions League de 2005. Hoy vive con su mujer, Montse, y sus dos hijas, Paula y Ágatha, en Wirral, una península en el noroeste de Inglaterra, desde la que se puede admirar el skyline de la ciudad de los Beatles. Es Rafa Benítez (Madrid, 1960), el primer técnico español que entrenó en la Premier, el que rompió tópicos y levantó barreras al resto. De eso, de su filosofía futbolística y de vida, y de su Fundación Montse Benítez, habla en esta entrevista en exclusiva para Mundo Cristiano.
Usted es pionero: fue el primer entrenador español en la Premier League. ¿Le duele que su mayor reconocimiento le llegase en el extranjero?
Ser el primer entrenador español en la Premier siempre es un orgullo. Como la Premier tiene una gran trascendencia a nivel internacional la repercusión fue mayor, pero creo que en España, en Valencia (porque ganamos dos Ligas y la UEFA), y en general, sí hubo un reconocimiento. Aunque inmediatamente después gané la Champions con el Liverpool y eso tuvo un mayor impacto. Cuando viajaba a cualquier país, con el Valencia, primero, y luego con el Liverpool, sí valoraban tu trayectoria.
La figura del entrenador, aquí vilipendiada, sí es más respetada en países como Inglaterra, donde los técnicos permanecen durante muchas temporadas en los clubes. En el Liverpool se dio la circunstancia de que llegué, se ganó y hubo una pelea por los intereses del club a todos los niveles. Entonces tenía ese reconocimiento de los aficionados, porque veían que estaba luchando por el club y luego nos implicamos con la ciudad, tanto mi mujer como yo. Eso fue creando una conexión con la afición y se transmitía en los partidos.
¿Qué etapa recuerda con más afecto, la del Valencia o la del Liverpool?
Siempre hay que quedarse con lo positivo. En Valencia viví tres años muy buenos. De inicio fue más difícil, hasta que empezaron a reconocer mi trabajo. Al final el público estaba entregado y el equipo era muy competitivo, dio grandes triunfos al club. Tuvimos una discrepancia de criterios, pero el tiempo hace que veas las cosas con más perspectiva y el reconocimiento. La insignia de oro que me dieron hace poco fue una satisfacción para ambas partes. En el Liverpool, los récords hicieron que ese reconocimiento sea muy grande y, si consigues títulos, te valoran mucho más.
Fue ayudante en el Real Madrid con Del Bosque, quien dice que hoy al jugador no se le convence con el látigo, sino que hay que convencerle. ¿Coincide en eso?
Por mi formación como profesor de Educación Física siempre aprendí a enfrentarme a la resolución de los problemas, a la asignación de tareas. Lo que hago es hablar con el jugador y enseñarle el porqué de las cosas. Y si alguna vez hay que decirle que esto se hace porque sí, lo hago, porque esto es un grupo con 25 personalidades. ¿El látigo? Soy más de convencer con la razón y el conocimiento.
Del Bosque o Mourinho
Actualmente, ¿cuál es su relación con el seleccionador Vicente del Bosque?
Mi relación con Vicente fue siempre buena, y sigue siéndolo. Tuvimos una cierta rivalidad cuando yo entrenaba al Valencia y él, al Real Madrid. Pero la última vez que estuve en España (en octubre, para recoger la Real Órden al Mérito Deportivo, en su categoría de plata) me cedió un par de camisetas de la selección firmadas por él, que hemos subastado para la Fundación.
¿Es más de la escuela de Del Bosque o de la de Mourinho? Cuando coincidieron en la Premier tuvo sus discrepancias con Mou, al que luego ha sustituido en el Inter de Milán…
Son cosas que hay que intentar que se queden en los aspectos futbolísticos. Cada uno defiende sus intereses. Y yo creo que lo hago desde el respeto y la valoración del rival. Mourinho es una figura que asume todo el protagonismo y eso libera de tensión y responsabilidad a sus jugadores ante el entorno.
¿Le hubiera gustado haberle tenido como entrenador?
Tuve buenos entrenadores, gente con la que podía charlar, que me podía enseñar, con los que podía discrepar. La mayoría de los entrenadores se cargan con la responsabilidad. Mourinho no es diferente en eso. A partir de ahí, el resto es lo que escribe o hace trascender la prensa. Todos los entrenadores asumen la responsabilidad.
Ideario propio
¿Cuál es su ideario como técnico?
Digo a mis jugadores es que tengan confianza en sí mismos y trato de darles algo a lo que aferrarse, de transmitirles esa confianza sentando las bases de lo que queremos hacer. Te puedes encontrar jugadores de mucho nivel que no necesitan ser guiados y es más fácil, pero a otros sí les hace falta. Es importante ofrecerles esas directrices, y que las vayan siguiendo.
¿Cómo es su relación con los jóvenes? ¿Qué valores les trata de aportar?
Por mi trabajo en las categorías inferiores del Real Madrid y mi formación pedagógica como profesor de Educación Física, me pongo al nivel del jugador para tratar de hacerle entender bien el mensaje. No me importa estar muchas horas para enseñarle los conceptos y que los tenga para toda la vida. La clave está en enseñarles algo que les permita aprender en el futuro. Si le enseñas a pescar comerá toda la vida y si le das peces comerá sólo hoy.
Hay futbolistas como Kaká conocidos por sus creencias religiosas. ¿Eso influye en el rendimiento del futbolista de algún modo?
No hablaría tanto de creencias religiosas como de valores en sí. El respeto o la educación influyen, son claves, el camino para afrontar la vida. Que sigas una religión u otra te puede ayudar en tu carrera como futbolista y en la vida. La religión suma, sin duda; está muy claro que no te va a perjudicar.
¿Qué virtudes valora más en un futbolista: la humildad, la constancia, el esfuerzo, la ambición, el talento…?
El talento es fundamental, pero no es lo único. Si tienes constancia y trabajo aguantarás muchos años al más alto nivel. Se puede estar en la cumbre con talento, aunque hay que añadirle otros valores como el afán de superación y la capacidad de trabajo.
A usted le gustaba ya la táctica y la pizarra desde muy joven, porque era aficionado al ajedrez y al Stratego (juego de estrategia en el que el objetivo es conquistar la bandera del rival). ¿Eso se puede trasladar al terreno del fútbol?
Es cierto, desde siempre me ha gustado la estrategia y valorar lo que estaba pasando en el campo, con una perspectiva más de análisis. El gusto por el ajedrez lo sigo teniendo, pero el Stratego, no, porque son cosas que pasan con la edad. Es una manera de encontrar el camino para solucionar problemas. Luego, a partir de ahí, el talento marca la diferencia, pero, a veces, hay que orientarlo para encontrar una solución.
¿Qué jugador recuerda que le haya impresionado por su personalidad?
Raúl, aunque no lo tuve demasiado tiempo, tenía una mentalidad competitiva grande. Luego en la época posterior: Baraja, Ayala, Carboni, Mista, en el Valencia; en el Liverpool, Pepe Reina, Steven Gerrard o Lucas Leiva, al que le costaba mucho ser aceptado, pero al que su capacidad de trabajo le ha mantenido ahí. Inglaterra o España
Ha vivido en España, Reino Unido e Italia. ¿Cuál prefiere?
Cada país tiene sus cosas positivas, aunque he estado más en Inglaterra y España. Por la forma de entender el fútbol, Inglaterra es única en el mundo. Y España es un sitio en el que se vive bien.
¿Dónde le gustaría entrenar: en Inglaterra, en España …?
La prioridad es Inglaterra por la forma que tiene de valorar al entrenador. Busco un equipo que tenga un proyecto competitivo y que pueda pelear por títulos.
El ex entrenador del Manchester City, en la década de los noventa, Brian Horton, dijo que “no eres un verdadero entrenador hasta que no te despiden”. ¿Está de acuerdo?
Es una experiencia porque, tal y como funciona el fútbol, es muy difícil mantenerte. En Inglaterra se valora más la trayectoria del entrenador, pero en otros lugares, como en España, cada tres meses tienes encima una presión enorme. Pero el hecho de que te cesen, si lo analizas bien, te ayuda a crecer.
En el actual contexto económico, ¿se considera un parado de lujo?
No me gusta hablar, cuando se habla de un entrenador, de parado. Tengo ofertas de trabajo y, por suerte, puedo hacer una valoración de cuáles me convienen y las que no. El paro es una situación muy distinta, es algo más serio. Me considero un privilegiado porque he hecho y sigo haciendo lo que me ha gustado, me pagan por hacerlo y encima me pagan bien. A nivel mundial hay una crisis económica muy importante y trato de ser solidario con la gente más cercana.
¿Cree que los clubes de fútbol se han ajustado el cinturón ante esta crisis económica descomunal?
Hay muchos equipos que lo están haciendo, aunque hay otros que piensan que deben de invertir los mayores recursos económicos posibles. Lo que está claro es que no es posible llevar este ritmo de ahora.
¿Qué espera de este 2012 en lo general y en lo personal?
En lo general, que la crisis empiece a solucionarse, porque eso ayudará a mejorar el nivel social y habrá menos tensión de la que existe ahora. En un nivel personal, poder trabajar en un equipo para dar estabilidad a mi familia y que así estemos todos satisfechos.
La final de Estambul
El momento cumbre en la carrera de Rafa Benítez tiene una fecha: el 25 de mayo de 2005. Aquella noche, el “Spanish Liverpool” (Xabi Alonso, Luis García, Josemi y Antonio Núñez) ganó su quinta y, hasta hoy, última Copa de Europa en una final histórica, pues igualó un 3-0 en contra al descanso y logró el máximo título continental más de veinte años después en la tanda de penaltis.
¿Qué les dijo en el descanso a sus futbolistas?”, pregunto a Benítez.
“La dificultad era expresar lo que querías y en inglés. Pero les reuní y les dije: ‘Tenemos 45 minutos para demostrar por qué hemos llegado hasta aquí. Vamos a hacerlo por nuestra afición. Vamos a hacerlo por ellos y por nosotros’. Ellos estaban cabizbajos. Pero les convencí de que, si metíamos un gol, entrábamos en el partido. Y vaya que si entramos en el partido…”, recuerda.
Una fundación en la senda de Eleanor Rigby
Una estatua de una mujer sentada en un banco sorprende al viajero en Stanley Street, Liverpool. La obra es de Tommy Steele, que la donó a la ciudad para acompañar “a todas las personas solitarias”. Representa una imagen de Eleanor Rigby, una criada que trabajó en el hospital de Parkhill a principios del siglo pasado y que inspiró una canción de los Beatles incluida en su álbum Revolver (1966).
Siguiendo ese ejemplo de solidaridad, Rafa Benítez y su esposa, Montse, que había trabajado en España para la Cruz Roja, crearon el 29 de septiembre de 2011 la Fundación Montse Benítez (FMB), que, en apenas dos meses, ha recaudado más de 30.000 libras.
“La idea surgió cuando me marché a Milán. Quería agradecer a la gente de Liverpool el trato que habíamos recibido”, explica Benítez.
A diferencia de otras fundaciones, el dinero recaudado se entrega directamente a pequeñas charities (la versión inglesa de las ONG’s) contra el autismo, para tratar enfermos del corazón o el cáncer infantil, en Merseyside y Wirral. Para ello, a través de la FMB, se han subastado camisetas del Kun Agüero, Fernando Torres, Del Bosque o Sergio Ramos, se han organizado campeonatos del golf y se celebran cenas benéficas.