Manuel Mosquera

Manuel Alfredo Mosquera Bastida.
Manuel Mosquera.
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CF Extremadura. Temporadas 1997-1999.

“La primera vez que escuché el nombre de Rafa Benítez fue cuando alguien me anunció que el Real Valladolid podía estar interesado en contar con mis servicios. En aquella época, temporada 1995/96, él era el entrenador del equipo pucelano y ya hablaban maravillas de su forma de trabajar en las categorías inferiores del Real Madrid, de las que acababa de llegar. Luego, como suele ocurrir muchas veces, el supuesto interés quedó en nada y yo firmé por el Compostela. Casi había olvidado todo eso cuando, en las navidades de 1997, Pedro Nieto, entonces presidente del CF Extremadura, se puso en contacto conmigo para que regresase a Almendralejo y me pusiese, esta vez sí, a las órdenes de Rafa Benítez. No lo dudé, sabía que las decisiones de Rafa eran meditadas y que si veía en mí cualidades que podían reforzar su proyecto había que aprovechar. Además, tanto había oído hablar de él y de sus formas, que no me quise perder la opción de tenerlo de entrenador. Nada más llegar quedaron confirmadas mis sospechas. Llegué un jueves a Almendralejo y ese fin de semana jugué ante el Xerez de titular. Lo que más me sorprendió de Rafa fue su privilegiada capacidad de análisis, reflejada sobre todo en las charlas pre-partido. Nos lo daba todo mascado y bien mascado y sin dejar ni un solo aspecto a la improvisación. Todo estaba pesado, medido y calculado. La hoja de ruta para el partido, lo que quería de cada uno en particular, de cada línea en general y del equipo en colectivo. Exigente al máximo, lo es con él mismo y también con los demás, no descansaba nunca. Ahí va una anécdota para ilustrar lo que digo. En uno de esos encuentros con nuestras respectivas familias, Almendralejo no era una ciudad muy grande y siempre se coincidía, vio a mi hija Carla jugando. Se quedó mirándola unos minutos y me soltó: “Manu, esa niña tuya tiene una coordinación excelente”. Lo dicho, no paraba nunca.

Hablar de Rafa es hablar de una persona sumamente educada, casi tanto como tímida para momentos en lo extra futbolístico. Solíamos hablar mucho de fútbol inglés, porque sabía que yo era un apasionado de la Premier, e incluso cuando ascendimos me preguntaba por jugadores anónimos que nos podrían venir bien para el equipo…

Es difícil resumir en pocas líneas las vivencias con un personaje tan grande en el mundo del fútbol, y también fuera de él. Pero voy a terminar con algo que he valorado mucho después de su marcha del CF Extremadura, después de que dejásemos de trabajar juntos, de vernos… No habíamos vuelto a coincidir hasta que, hace dos años, fui invitado por Rafa, junto a otros entrenadores, a viajar a Liverpool, donde se encontraba como manager de los ‘reds’. Cuando nos reencontramos, después de tantos años, comenzó a hablarme como si apenas hubiese pasado una noche desde nuestra última conversación. Y cuando me estaba explicando el funcionamiento del Liverpool FC, de su ciudad deportiva, era como si me estuviese pidiendo por enésima vez que presionase a los medios centros del equipo rival para robarles el balón por detrás. Ya no era el entrenador del CF Extremadura, era el dos veces campeón de Liga con el Valencia, ganador de la UEFA con ese mismo club, campeón de Europa con el Liverpool y no sé cuántas cosas más. Pero sobre todo era el mismo Rafa, cercano y entrañable, que yo conocí en Almendralejo”.