Rafa Benítez en 'AS'

18/05/2022Conrado Valle/ Diario AS

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En el paseo del río Mersey, frente a cuatro estatuas de los Beatles, hay un club social del Liverpool FC. Su fachada la presiden dos vinilos, uno con la imagen de Jürgen Klopp, levantando la Champions de 2019, otro con la de Rafa Benítez y Steven Gerard, ofreciendo en Anfield la que ganaron en 2004. Rafa Benítez (Madrid, 1960) abre a AS las puertas de su mansión victoriana en West Kirby, cerca de Liverpool, para hablar de fútbol en general y de la final de Champions en particular. Allí, con la costa de Galés viéndose desde las ventanas del salón ("¿Entiendes por qué fui primero a ver a Bale?"), el madrileño reflexiona con la pausa del descanso del guerrero.

¿Qué tiene Liverpool que sigue viviendo aquí?

"Hay una relación de amor muy fuerte. A Liverpool llegamos en un momento profesional muy bueno. Ganamos la Champions, la más espectacular de la historia, y la gente se portó muy bien con nosotros. Mis hijas crecieron aquí y vuelves porque es un lugar en el que tu familia está a gusto, la gente te acoge, te aprecia. El éxito nos hizo tener conexión con la ciudad".

Mientras espera otro banquillo (en enero salió del Everton), ¿cómo es su día a día?

"Por la mañana veo vídeos. Ahora estoy analizando la salida de juego desde atrás. Todos los equipos juegan en corto, arriesgando mucho el balón. Preparamos vídeos que después mostrarás a tus futbolistas. Dedico mucho tiempo a hablar con gente del fútbol, a ver partidos por la tarde y a estar con la familia.

Vamos, una rutina.

"No es una rutina porque tienes libertad para cambiar la agenda. Pero siempre hay que actualizarse. Ahora con el big data tienes que estar constantemente actualizado. Aquí hay un profesor matemático de universidad que utiliza mucho el big data. Me reúno mucho con él para saber qué cosas me puede aportar y qué cosas le puedo aportar yo. Los números necesitan un experto para leerlos y ese experto suele ser un entrenador. Ellos te dan números y tú con tu experiencia los interpretas y valoras. Por ejemplo, se habla de posesión, pero cambia mucho si es en tu campo o en el del rival".

Almacenar datos lo lleva haciendo toda su carrera.

"Empecé hace 35 años con un Commodore 64. Recuerdo que cuando estaba en las categorías inferiores del Real Madrid, mi equipo había marcado 117 goles y había encajado solo 19. Y alguien me dijo: "El ordenador no mete goles". Lo sé, pero ayuda a manejar la información. La tecnología tienes que usarla para sacar conclusiones, pero la experiencia es la que te ayuda a tomar decisiones y cometer menos errores".

¿Se puede fichar a un jugador por el big data?

Sí, se fichan muchos, pero se equivocan en muchos también, porque hay factores externos que los números no controlan. Yo fiché a un gran jugador para el Liverpool, un delantero centro. Sus características y estadísticas eran perfectas... pero su mujer no se adaptó y a los seis meses hubo que venderlo. Con los números en la mano, no fue un error ficharlo, pero el entorno familiar le afectó".

¿En qué ha cambiado el fútbol desde sus inicios?

"Han cambiado reglas, sobre todo las que afectan a los porteros, y eso lo ha cambiado. Históricamente los jugadores que menos manejo de balón tenían eran los porteros y uno de los centrales. Había un central que podía ser medio libre, que manejaba el balón, y otro agresivo. Ahora hay que jugar desde atrás y los que más juegan el balón son los porteros y los centrales. Ves errores increíbles en la salida que suponen pérdidas de millones a los clubes. Y todo porque está de moda jugar desde atrás. La experiencia y el análisis te hace valorar cuándo hay que jugar desde atrás, cuando hay que presionar, esperar... la clave está en saber qué herramientas tienes, qué futbolistas están a tus órdenes".

¿Qué es para usted jugar bien?

"Jugar bien significa hacerlo lo mejor posible para ganar con las herramientas que tienes. Y también depende de la cultura de cada sitio. Cuando estaba Pellegrino conmigo en Liverpool, me decía que cuando sus hijos iban a jugar un partido, en el calentamiento, les ponían a sacar córners y saques de banda. En España se hacen rondos, pases, se juega el balón desde el suelo... La obsesión por la posesión no tiene sentido, porque para eso necesitas muchísima calidad, desde el portero hasta el delantero, y eso lo tienen pocos equipos. Mi ídolo era Beckenbauer, que tenía una salida de balón espectacular. ¿Puedes replicar lo que hacen los mejores? A nivel individual es muy difícil, por eso tienes que intentar contrarrestarlo con el colectivo. No se puede querer jugar siempre desde atrás y perder partidos, eso es una tontería. He visto partidos de Champions en los que el portero se la pasa al central, éste al lateral y se pone a jugar en el banderín de su córner. Yo no quiero dar 17 pases en mi defensa, porque de ahí no va a salir nada. Ahí te sirven las estadísticas, porque un alto porcentaje de esas jugadas terminan en nada".

¿Hay mucho radical del estilo?

"La gente habla de sistemas y luego de modelo de juego. Los sistemas los vas adaptando. Puedes jugar un 4-2-3-1 que se convierte en un 4-4-2. Pero puedes jugar más alto o más bajo. Los sistemas condicionan relativamente, lo que condiciona es la propuesta. Yo he visto finales de Champions en las que un equipo ha disparado a puerta 29 veces y el rival una y ha ganado. Los aficionados no se acuerdan de eso. Yo lo he hablado con algún jugador que me decía: "Qué final más fea ganamos, ¿pero quién se acuerda?". Pero tampoco se puede caer en el resultadismo, porque eso es otro error. Todas las obsesiones por jugar de una manera o de otra y lo demás no vale es un error clarísimo de concepto y análisis. En el fútbol puedes llegar al triunfo de muchas maneras. Lo que hay que tratar es de exprimir al máximo tus herramientas, crear automatismos, porque así es cómo jugarás bien y optarás a títulos".

Liverpool-Real Madrid, ¿qué final cree que veremos?

"Supongo que algo parecido a lo que hemos visto en la trayectoria de los dos equipos. Un Real Madrid que ha reaccionado en los momentos claves para clasificarse aprovechando la calidad de sus jugadores y un Liverpool agresivo, dominante, que desde el inicio querrá imponer su calidad en intensidad".

Si usted tuviera que preparar esta final, ¿qué virtudes le preocuparían más del rival?

"Como decía antes, el Liverpool es un equipo bastante completo, con calidad y velocidad arriba, ahora es capaz de tener el balón más tiempo por la superioridad que muestran en la mayoría de los partidos, pero sigue siendo peligroso tanto al contraataque como en las acciones a balón parado, por lo que hay que preocuparse de muchas cosas".

¿Y del Real Madrid?

"El Real Madrid se ha basado en la experiencia de su centro del campo para aprovechar la calidad y movimientos de Benzemá, junto al desequilibrio de Vinicius, pero también Rodrygo o Camavinga le han dado energía, acierto y equilibrio cuando han jugado. De inicio, es obvio que Benzemá, Vinicius y ahora Rodrygo serán los jugadores a vigilar por parte del Liverpool".

Benzemá, Salah, Modric, Mané... en una final y con ese elenco de individualidades, ¿qué influencia pueden llegar a tener Klopp y Ancelotti?

"Los jugadores marcan la diferencia en el campo, pero el entrenador es importante para preparar y trazar el plan de juego, elegir el once más adecuado según el momento y, luego, reforzar lo que se hace bien o cambiar cosas si sale algo mal durante el partido. Ahora, con la posibilidad de realizar más sustituciones, la calidad de los banquillos es clave. La ventaja para el entrenador, especialmente en los equipos grandes, es que tiene más facilidad para hacer 'buenas sustituciones' porque tendrá mejores en el banquillo".

En un partido imaginario entre Liverpool de Benítez y el de Klopp, ¿qué pasaría?

"Si tú analizas mi Liverpool, a nuestra llegada en 2004, ¿quiénes eran los mejores? Gerard, que era un chaval joven que jugaba en distintas posiciones... y no había mucho más en lo que se refiere a jugadores de nivel mundial. Ahora te hablan de Xabi Alonso, pero entonces estaba cedido en el Eibar; Luis García era un jugador que el Barcelona andaba cediendo... Entre los mejores posteriores está Fernando Torres, que metía en España 15 o 20 goles y con nosotros llegó a 33. Hicimos crecer a Mascherano, que era suplente en el West Ham; a Lucas Leiva, que después estuvo 10 años en el club; Agger, que costó 6 millones... La gente se acuerda de ese equipo, de Reina por ejemplo, pero lo comparan con un Liverpool que se ha gastado 1000 millones, muy bien gastados, es verdad, pero con futbolistas de 40 millones en el banquillo. Por eso no puedes comparar mi Liverpool y el de Klopp, porque hay que analizar los contextos. Yo tenía un presupuesto de 20 millones, ¡20! Dime ahora con 20 millones qué puede fichar el Liverpool, nada. Si están fichando jugadores de 40 para el banquillo. Este es un gran equipo, un equipazo, que tiene intensidad, ritmo y un entrenador que aprieta y les exige y puede hacerlo porque tiene mimbres, porque si no tienes jugadores de ese nivel, les aprietas y se frustran".

¿El dinero ha traído al fútbol más prisas y menos paciencia?

"Por supuesto, cuanto más inviertes más rápido quieres resultados. La Premier es un ejemplo. Los análisis no se hacen desde la lógica sino desde la emoción y si el propietario es un hincha, afecta más".

¿Hacia dónde va el fútbol?

"Como yo veo el fútbol moderno, algunos equipos con muchísimo dinero y muchos equipos sin dinero. Si tienes dinero ficharás un lateral por 40 millones y si te equivocas, ficharás a otro, y al año siguiente a otro. Pero esos equipos sin dinero van a tener que tirar de sus plantillas, de sus jugadores jóvenes, de su cantera y van tener que tener entrenadores que mejoren a esos jugadores. Ahí es dónde veo a la mayoría de clubes, buscando qué futbolistas son buenos en tu plantilla para mejorarlos y poder venderlos; ver qué canteranos son buenos para ponerlos rápidamente en tu equipo y luego más tarde venderlos, porque si no podrás subsistir. El trabajo del entrenador será cada vez más difícil, porque se va a necesitar de más paciencia de los clubes y se tendrá que hacer con mayor precisión, porque un jugador malo te da poco dinero y a los buenos no es fácil sustituirlos, porque además tus aficionados no querrán que los vendas. Los que quieran tener éxito deberán tener muy claros sus objetivos y medios. A partir de ahí, paciencia y dejar trabajar a los entrenadores por su experiencia".

Hay tendencia por los técnicos jóvenes, exfutbolistas mediáticos. Pero en España la Liga la ha ganado Ancelotti (62 años) y la Copa Pellegrini (68).

"Del Bosque, cuando yo era un entrenado joven, me decía: "Tú vas a entrenar siempre, porque no hay entrenadores". Yo le decía que venían los exjugadores. Y él insistía: "No hay entrenadores". Yo soy mejor entrenador ahora que hace 20 años. Tengo más experiencia, porque he vivido muchas situaciones y esto te ayuda a acertar más y cometer menos errores. Ahora hay mucho entrenador de los que yo llamo de medios de comunicación, de redes sociales, que tienen muchos seguidores, pero a la hora de tomar decisiones... Pellegrini con 68 años acierta más que se equivoca".

Pero usted llegó al Valencia joven y no le fue nada mal.

"Si yo te digo que vas a invertir todo tu dinero, no se lo vas a dar al nuevo bróker, se lo darás a uno que conozca el mercado y sepa tendencias, que tenga experiencia. Te puede salir bien un entrenador joven, con ilusión, como fue mi caso en Valencia. Pero eso te sale uno cada muchos. Sin embargo los entrenadores con experiencia te dan garantía y estabilidad. El problema del fútbol es que es mediático y los exjugadores tienen una presencia mayor en la retina de los aficionados. Y eso les da una ventaja inicial. Pero esa ventaja dura tres meses. Después tienes que demostrar algo más que ser un nombre. No se trata de ser joven o famoso. Pero es una tendencia que está desde hace años y que ahora las redes sociales la potencian: es joven, exjugador, es bueno. Pero no siempre es así. Se trata de ser bueno, de estar formándote permanentemente, lo otro da igual".

¿Cree que influye en un entrenador haber sido futbolista de élite?

"Yo he jugado al fútbol toda mi vida, en las categorías inferiores del Real Madrid hasta que me lesioné la rodilla. Mucha gente dice que no he jugado al fútbol y sin embargo jugué hasta los 26, que tuve que retirarme. Y durante ese tiempo, en el que veía que no llegaría a ser el futbolista que élite que quería llegar a ser, lo que hice fue formarme, ir a la Universidad, estudiar fútbol. Era mi obsesión. Me formé con mis experiencias como futbolista, más la información de la universidad, mis primeros pinitos como ayudante de Del Bosque o Antic, viajé a Italia a ver al Ranieri de la Fiorentina, a Maturana en Valladolid... No se trata de ser joven ni de ser famoso ni de ser exfutbolista, se trata de ser bueno, estar en permanente aprendizaje y saber formar a los jugadores. El otro día le preguntaba a un delantero centro de la Premier: "¿A ti quién te ha enseñado a hacer la tijera?" Y me respondió que nadie, es decir, tiene un talento natural. Y cuando tienes un talento, es muy difícil interiorizarlo y saber cómo lo haces, por eso saber hacerlo no significa que sepas enseñarlo. Los entrenadores que enseñan mejor, tienen una metodología. Esos entrenadores se están permanentemente preparando para el éxito y el éxito a veces es estar en mitad de la tabla, porque sus equipos solo dan para ahí".

Vayamos terminando por lo último que ha vivido, ¿le costó decir que sí al Everton?

"Hay que analizar las cosas en el contexto. Yo estoy en el Newcastle donde tenemos un proyecto, ascendemos al equipo, quedamos campeones en Segunda, que eso es muy difícil, lo hacemos con 30 millones de superávit y sin embargo estoy tres años en los que no se invierte. Están a punto de llegar los inversores árabes, pero no llegan. Estás esperando y te sale una oferta con un proyecto en China. La gente no entendía que dijera sí a un proyecto en China, pero allí nos ofrecían coordinador toda la metodología, desde el fútbol base hasta arriba. Teníamos 15 entrenadores españoles. Allí se creó una estructura. Pero el fútbol chino es lo que es y el covid lo cambió mucho. Por eso volvimos aquí. Estábamos esperando un proyecto en el que pudiéramos competir. Estuvo cerca el Newcastle de nuevo y apareció el Everton, con un proyecto ambicioso, con la idea de seguir invierto y hacer una estructura que compita con los equipos de arriba..."

Pero no fue el caso.

"Desafortunadamente cuando llegamos, ya se habían gastado mucho dinero y las reglas del Fair Play en la Premier no les permitían gastar más. Nos gastamos solo dos millones de euros en cinco futbolistas. Aún así, trabajamos con lo que había, sacamos a Gordon de la cantera, le sacamos rendimiento a Gray, a Townsend, que antes parecía que estuviera acabando su carrera… Le fuimos sacando rendimiento al equipo, pero empezamos a tener lesiones e infortunios: a uno que se le cae un mueble en el dedo y se nos lesionan los cuatro futbolistas que formaban nuestra columna. Ahí se complica la cosa..."

¿Se arrepiente?

"Decides fichar por el Everton, en tu ciudad, con muchos amigos que tenemos del Everton, donde estás entrando en un proyecto que crees que puede crecer y competir, era una decisión con cierta lógica en su momento. Al menos tal como estaba el escenario en ese momento. Pero luego se complicó y parece que me equivocara. Pero no lo veo así. En ese instante, el Everton era el equipo competitivo que me ofrecía la opción. Pensábamos que iba a funcionar. Luego las circunstancias se dan como se dan. Pero cuando salimos estábamos a 6 puntos del décimo, con dos partidos menos, y 6 puntos por encima descenso. Era una posición mala para lo que se esperaba, pero coherente y realista con la inversión y las lesiones. A partir de ahí, hablamos de paciencia, de confianza, pero la gente se pone nerviosa, las redes sociales influyen y se toma una decisión. Una vez salimos del club, el Everton hace cinco fichajes nuevos, recupera a todos los futbolistas y tiene un nuevo entrenador, que debe asumir su responsabilidad. Nosotros lo hicimos bien al principio, nos faltó algo de suerte después y no tuvimos tiempo para seguir haciendo cosas y ajustar. Tenemos la experiencia de haberlo hecho en otros sitios, donde con tiempo hemos mejorado la estructura, como nos pasó en Nápoles".

¿Qué le tienen que ofrecer en el futuro para tomar las riendas de otro proyecto?

"La palabra proyecto queda muy bonita dicha, se llena la boca, pero son tres partidos perdidos y adiós proyecto. Lo que tiene que haber es un análisis real de las posibilidades de un equipo. El propietario tiene que decir: esta es mi idea y quiero hacerlo así, me gustaría que tú llevarás el proyecto. A partir de ahí, mucha gente se confunde con el modelo. Yo he trabajado mucho tiempo con un director deportivo en España e Italia. Pero llegas a Inglaterra y te hacen manager. Ahí ves la complejidad de un club de fútbol. Lo primero que me pidieron en el Liverpool fue un plan de negocio. Ni se me ocurría a mí pensar en eso en Extremadura o Valencia. Ahí tienes que empezar a pensar de otra manera y ahora tengo una visión de cómo mejorar un club a todos los niveles que antes no tenía. Antes tenía juventud, ambición, mejorara a los equipos; ahora sigo teniendo ambición, porque yo quiero competir y ganar títulos, pero tengo gente a mi alrededor (Paco de Miguel, un fenómeno, Antonio...) que tienen esa energía y tú capacidad está en coordinarlos para que ese grupo de trabajo permita a un club crecer. Cuando dejo los equipos, habitualmente, siempre hay futbolistas que tienen un mayor valor, que han crecido".