Ayer se jugó el que posiblemente haya sido el partido más decisivo de cara al título de la Premier, los dos mejores equipos del campeonato se jugaban un porcentaje muy alto del título. Antes de comentar los aspectos claves del partido, me gustaría hacer una reflexión: ¿qué harías tú, aficionado, si eres el entrenador de uno de estos equipos?, ¿jugaría con todos los titulares sabiendo que en pocos días tu equipo juega un partido, también decisivo en la Champions?, ¿arriesgarías a los mejores si tiene algún pequeño problema físico o llevan muchos minutos jugados?, ¿harías los cambios antes de lo habitual?.

Cuando he tenido que tomar decisiones de este tipo, en mi caso, normalmente he optado por aprovechar al máximo la plantilla, confiar en mis jugadores y darles minutos a los que están bien, al 100 %, utilizando las famosas rotaciones, para que la motivación fuese máxima. Salvo que tengas un jugador irremplazable, esa confianza en el grupo te permite llegar hasta el final de las distintas competiciones con más opciones de ganar varios títulos. Al menos así ha sido para mí, ¿qué harías tú si fueses el entrenador?.

Con respecto al partido, todos pudimos ver un excelente Manchester City en la primera parte, buscándole bien la espalda a la defensa del Liverpool y pases entre líneas, tratando de conectar con De Bruyne. En la segunda parte, una gran reacción del Liverpool desde el principio, ayudados por la motivación del empate, con más agresividad y una presión más alta de su centro del campo para dificultar la salida desde atrás con balón de los centrales del City. Luego, detalles individuales de calidad que pudieron decidir el partido, lo que todos esperábamos de este tipo de jugadores y partido.

En definitiva, el empate sigue dándole emoción a la liga y no permite a ninguno de los dos equipos relajarse.