De una forma u otra, el portero de fútbol siempre se ha entrenado de una manera específica, diferenciada del resto del equipo. Aunque nos parezcan lejanas aquellas sesiones de entrenamiento en las que el entrenador o su asistente dedicaban, mientras el resto de jugadores estiraban en el campo o daban la sesión por concluida y se iban a las duchas, media hora extra de trabajo a los porteros, lo cierto es que hasta no hace tanto esto era bastante habitual...

Estilo y eficacia no siempre van de la mano y es frecuente asistir a interesantes debates sobre la idoneidad de priorizar lo uno sobre lo otro cuando, como entrenadores, abordamos la complejidad del proceso formativo o la inmediatez del rendimiento. Si hacemos un recorrido por el fútbol de diferentes países y observamos con detalle las soluciones que utiliza cada portero para afrontar similares situaciones del juego...

Todos nosotros hemos recorrido innumerables campos de fútbol a lo largo de nuestras vidas. Campos de barrio, campos de tierra, campos con los que soñamos una vez, campos donde dar el definitivo paso adelante, campos de olvido y campos de esperanza. Y tantos y tantos más… Estadios llenos de historia e historias, fraguados de fracasos y leyendas, que han ido moldeando nuestras carreras y nos han empujado hacia adelante tal vez sin rumbo ni patrón. El fútbol no da tregua, engulle y olvida para reinventarse y empezar de nuevo.